La salud de los niños es una prioridad para los padres, quienes desde el nacimiento se aseguran de su bienestar visitando médicos, vacunándolos y cuidando de su higiene. Sin embargo, hay un aspecto de la salud que a menudo queda en un segundo plano: la salud cardiovascular. La Dra. Mona Sharifi, experta en pediatría de la Facultad de Medicina de Yale, advierte que la atención a los problemas cardiovasculares en niños y adolescentes es crucial. “Es importante que pensemos en mantener sus corazones sanos”, sostiene.
Tradicionalmente, la enfermedad cardiovascular y los derrames cerebrales se asocian principalmente con adultos, pero investigaciones recientes indican que los factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión y el colesterol alto pueden comenzar a manifestarse desde la infancia. De hecho, algunas enfermedades, como la presión arterial elevada, están apareciendo cada vez más en niños y adolescentes. Esto ha llevado a los expertos a recomendar que se preste más atención a estos riesgos desde una edad temprana. “Los padres deberían considerar la salud cardíaca de sus hijos incluso antes de que nazcan”, insiste la Dra. Amy Peterson, profesora de pediatría en la Universidad de Wisconsin.
La salud materna durante el embarazo también juega un papel crucial. Estudios han demostrado que la obesidad, la hipertensión y la diabetes en las madres pueden incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas y metabólicas en sus hijos más adelante en la vida. “Es fundamental pensar en esto desde el principio, incluso antes de que el niño nazca”, destaca Peterson. Las mujeres embarazadas deben enfocarse en llevar una dieta equilibrada y mantenerse activas según lo recomendado por sus médicos, lo que beneficiará tanto su salud como la de su bebé.
Después del nacimiento, existen varias estrategias que las familias pueden seguir para fomentar una buena salud cardiovascular en sus hijos. La primera medida recomendada es dar un buen ejemplo de alimentación saludable. Fomentar hábitos alimenticios desde la infancia ayuda a los niños a construir patrones duraderos que se mantendrán en la adultez. Las pautas dietéticas aconsejan una dieta rica en frutas y verduras, proteínas magras y granos enteros, sin embargo, muchos niños en EE. UU. no alcanzan estas recomendaciones. La Dra. Sharifi advierte sobre el alarmante aumento de la obesidad infantil y su relación con condiciones de salud que pueden comprometer años de vida saludables.
Promover la actividad física es otro aspecto esencial. Sin embargo, sólo uno de cada cinco adolescentes cumple con las recomendaciones de actividad física. Se sugiere que los niños realicen al menos una hora de ejercicio diario, incluyendo actividades aeróbicas y de fortalecimiento muscular. Esta actividad no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también mejora la condición física general y reduce el riesgo cardiovascular.
Es vital también monitorear el colesterol y la presión arterial, ya que tanto la hipertensión como el colesterol alto son factores de riesgo significativos que pueden empezar a desarrollarse en la infancia. Las revisiones de salud rutinarias deben incluir estos exámenes, ya que suelen pasar desapercibidos en niños que aparentan estar sanos. Se recomienda que los niños se sometan a exámenes de colesterol al menos una vez entre los 9 y 11 años y nuevamente entre los 17 y 21 años. La American Academy of Pediatrics aconseja medir la presión arterial cada año a partir de los 3 años.
Además, es importante reconocer que los factores sociales y genéticos también juegan un papel en la salud de los niños. Dificultades como el acceso limitado a instalaciones recreativas, la falta de alimentos saludables y la inseguridad económica pueden complicar la capacidad de las familias para hacer elecciones saludables. Por tanto, es esencial que los profesionales de la salud evalúen a los niños en función de estos factores que pueden influir en su bienestar.
Por último, enseñar a los niños lo que deben hacer en caso de una emergencia cardíaca es fundamental. Estudios han demostrado que algunos centros educativos ofrecen formación en RCP, mientras que la mayoría de los estados la exigen antes de graduarse. Los expertos recomiendan que tanto los padres como los niños aprendan estas habilidades vitales, ya que esto puede marcar una diferencia en situaciones de urgencia. La educación continua y el acceso a la salud son claves para promover corazones sanos en las generaciones futuras.