Durante la época festiva, la donación de alimentos se convierte en una prioridad para muchas personas, con numerosas campañas de recolección organizadas en diversas comunidades para asistir a bancos y despensas de alimentos, así como a aquellos en necesidad. Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿cómo se aborda el tema de la nutrición en medio de esta generosidad? La Dra. Heather Eicher-Miller, experta en ciencias de la nutrición en la Universidad de Purdue, enfatiza que para una parte considerable de la población de EE. UU. que enfrenta inseguridad alimentaria, la simple garantía de tener suficiente comida no es suficiente. “Es vital también asegurar que los alimentos disponibles sean los adecuados, favoreciendo la nutrición y la salud a largo plazo”, añade.
Según el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), aproximadamente 47 millones de personas, incluyendo más de 7.2 millones de niños, experimentaron inseguridad alimentaria en 2023. Este término se refiere al “acceso limitado o incierto a alimentos adecuados y seguros”, a menudo como resultado de limitaciones económicas. Por su parte, la seguridad nutricional se define como el acceso regular y equitativo a “alimentos sanos, seguros y asequibles, cruciales para mantener la salud óptima”.
La inseguridad alimentaria está conectada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad, así como con problemas de obesidad y diabetes, sin olvidar su efecto negativo sobre la salud mental. Eicher-Miller, quien también lidera la red de recursos de alimentos de emergencia de Indiana, participó en un estudio que planteó que las personas que visitan despensas de alimentos con más frecuencia tienden a tener una calidad dietética superior comparado con quienes solo asisten ocasionalmente.
En respuesta a las preocupaciones acerca de la calidad nutricional, el USDA comenzó a enfatizar la importancia de la seguridad nutricional como un complemento a la seguridad alimentaria en 2022. A pesar de este progreso, motivar a los ciudadanos a mejorar su dieta es un desafío complicado, tanto para aquellos que enfrentan inseguridad alimentaria como para quienes no. “En una sociedad llena de comida rápida y productos cargados de sal y azúcar, la calidad de la dieta de muchos estadounidenses deja mucho que desear”, comenta Eicher-Miller.
Además, la Dra. Kelseanna Hollis-Hansen, profesora de salud pública, menciona que los consejos sobre alimentación saludable pueden ser vistos como condescendientes por algunas personas, independientemente de su nivel de ingresos. Sin embargo, al trabajar con despensas alimentarias, han descubierto un gran interés de los beneficiarios en aprender a preparar comidas saludables, así como en disfrutar de recetas y demostraciones de cocina.
Los bancos de alimentos, como el Regional Food Bank of Oklahoma, que organiza más de 1,300 programas en 53 condados, están integrando materiales educativos en sus entregas alimentarias. Austin Prickett, gerente de mercadeo, destaca que buscan fomentar la compra de alimentos más saludables, como frutas y verduras, al igual que se hace en las tiendas.
Entonces, para aquellos que desean contribuir a un programa de alimentos o ayudar a una despensa local, ¿cuáles son las mejores prácticas para combatir el hambre de manera efectiva mientras se promueve la nutrición? Los expertos comparten algunas sugerencias: Primero, preguntar sobre las necesidades actuales de la despensa ayudará a orientar las donaciones. Eicher-Miller aconseja contactar directamente a la organización para identificar qué tipos de alimentos son más necesarios.
Las despensas frecuentemente buscan opciones de alimentos saludables, incluyendo proteínas como atún enlatado, mantequilla de maní, y granos integrales. Verificar las fechas de vencimiento es crucial, ya que se prefiere no donar alimentos caducados. Aunque es difícil que los donantes individuales provean productos frescos, las contribuciones monetarias pueden ser de gran ayuda. Eicher-Miller indica que muchas despensas agradecen tanto las donaciones de alimentos como las financieras para cubrir productos limitados.
Por último, el tiempo de voluntariado también es un recurso valioso. Hollis-Hansen sugiere que aquellos apasionados por la causa consideren ofrecer su tiempo, ya que muchas organizaciones siempre tienen espacio para más manos.
La causa de la seguridad alimentaria y la nutrición es compleja, pero hay formas efectivas en que los ciudadanos pueden dar apoyo a quienes más lo necesitan.